miércoles, 6 de junio de 2012

Roma en Hispania.

Roma en Hispania

Hispania fue el nombre por el que los antiguos romanos conocieron a la península Ibérica. Se cree que esa palabra quería decir algo así como `tierra de conejos'. Antes, los griegos habían llamado a esa zona de Europa Iberia (`tierra de los iberos´). Observa cómo evolucionaron esos dos términos:
Hispania dio lugar a Spania y, finalmente, a España. Iberia sirvió para dar nombre a la península donde hoy se encuentran España y Portugal: la península Ibérica.
Cuando fue conquistada por los romanos, en el siglo III a.C., Hispania adoptó la organización política y social, las costumbres y la cultura de Roma. Ese proceso se llama romanización. En el sur y en el este de la península Ibérica, la romanización fue mayor, y menor y más tardía, en el oeste y en el norte.
¿QUIÉN VIVIÓ EN HISPANIA ANTES DE LOS ROMANOS?
El ser humano ha habitado la península Ibérica desde tiempos muy remotos. Hace casi un millón de años, ya había hombres primitivos en Atapuerca (en la provincia de Burgos).
Hace 4.500 años (sobre el 2500 a.C.) aparecieron los primeros poblados estables (la cultura de Los Millares, en Almería). La decisiva colonización del sur y del este peninsular por los fenicios se produjo hace menos de 3.000 años (en torno al 1000 a.C.). Gracias a los fenicios, los pueblos indígenas de la península Ibérica conocieron el hierro y la escritura. Posteriormente, otra civilización muy avanzada, la de los griegos, estableció colonias en esta zona.
Desde el siglo VII a.C., en el sur y el este de la península vivieron pueblos iberos. El interior y el norte estaban habitados por pueblos celtíberos y celtas. Esa era la situación cuando llegaron los romanos en el siglo III antes de Cristo.
LA CONQUISTA ROMANA
A finales del siglo III a.C., Roma y Cartago peleaban por dominar el mar Mediterráneo. Esos enfrentamientos se llamaron Guerras Púnicas. Pues bien, los cartagineses controlaban las zonas costeras mediterráneas de la península Ibérica. Por eso, las legiones romanas desembarcaron en ellas para luchar contra sus enemigos. En el 208 a.C., las tropas de Roma, mandadas por el general Publio Cornelio Escipión, derrotaron a los cartagineses.
A partir de ese momento, los romanos decidieron conquistar Hispania. Avanzaron hacia el centro y el oeste, pero encontraron fuerte resistencia. Dos ejemplos muy famosos de la oposición de los pueblos indígenas a la conquista romana fueron los lusitanos (cuyo jefe era Viriato) y la ciudad celtibérica de Numancia.
Durante la etapa final de la conquista de Hispania, muy pocos años antes del nacimiento de Cristo, tuvieron lugar las Guerras Cántabras. En ellas, las legiones romanas, mandadas por el propio emperador Augusto, se enfrentaron a los pueblos cántabros, astures y galaicos, que opusieron una gran resistencia. Aunque Roma venció, la romanización de la zona norte de la actual España sería difícil y no muy profunda.

HISPANIA ROMANA
Cuando las legiones de Roma conquistaban territorios, los convertían en provincias de su Imperio. Al principio, los romanos dividieron Hispania en dos provincias:
Hispania Citerior. Hispania Ulterior.
Esta organización cambió posteriormente. En el siglo III, Hispania estaba dividida en cinco provincias:
Bética. Lusitania. Gallaecia. Tarraconense. Cartaginense.
Más tarde, en el siglo IV, se creó una nueva provincia: Baleárica.
Los romanos establecieron en la península Ibérica numerosas colonias. Difundieron desde allí su lengua y su cultura. Se produjo, así, la expansión del latín y del Derecho romano. Durante el periodo de presencia romana, llegó también a la península el cristianismo. Además, Roma creó una importante red de vías de comunicación: las calzadas, que permitieron que ciudades muy lejanas pudieran estar comunicadas (eran algo parecido a nuestras carreteras).
¿Quieres saber los nombres de algunas de las principales ciudades de la Hispania romana? Estas fueron algunas: Barcino (la actual Barcelona), Tarraco (Tarragona), Hispalis (Sevilla), Itálica (muy cerca de Hispalis), Corduba (Córdoba), Emerita Augusta (Mérida), Bracara Augusta (Braga, en Portugal), Lucus (Lugo) y Caesar Augusta (Zaragoza).
En todos esos lugares, y en muchos más, puedes ver todavía numerosas muestras de la presencia romana. Por ejemplo: la muralla de Lugo; el acueducto de Segovia; los arcos de Bará y Medinaceli; el puente de Alcántara; los teatros de Segóbriga, Sagunto, Mérida... Pero, sobre todo, recuerda que cuando hablas español, estás utilizando una lengua románica, es decir, una lengua que procede del latín.
EL FINAL DE LA PRESENCIA ROMANA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
A comienzos del siglo V, la península Ibérica, como gran parte del Imperio romano, fue invadida por pueblos que los romanos llamaban `bárbaros´. En el caso peninsular, fueron los suevos, vándalos y alanos. Poco después llegaron otros, los visigodos, que en el siglo VI establecieron un reino en lo que había sido la Hispania romana.
                   
La conquista de la Península Ibérica

La conquista de Roma se inició en el siglo III a.C. y concluyó, tras un proceso largo y complejo, en el siglo I a.C.
Podemos distinguir tres etapas principales:

1ª etapa: Conquista del este y el sur peninsular (218-197 a. C)

El inicio de la conquista se enmarcó en el contexto de la Segunda Guerra Púnica (guerras que enfrentaron a Roma y Cartago por la hegemonía en el mediterráneo occidental).
Los cartagineses tenían asentamientos importantes en el levante peninsular y desde allí atacaron Roma a través del sur de Francia y los Alpes. Roma contraatacó invadiendo las posesiones cartaginesas en Hispania a fines del siglo III. La victoria romana de Ilipa (209 a.C.) puso fin a la presencia cartaginesa en Hispania y consagró el dominio de Roma sobre el este y el sur peninsular.
 
2ª etapa: Conquista del centro y el oeste peninsular (155-133 a. C.)

Los romanos tuvieron que hacer frente a la resistencia de los pueblos de esta zona. Los mejores ejemplos son las guerras lusitanas (155-136 a.C) en las que destacó Viriato, líder lusitano, y la férrea resitencia celtíbera en Numancia hasta su rendición en el 133 a.C.
La República romana vivió diversas guerras civiles que llegaron a la península. Las luchas internas de Roma dieron lugar a enfrentamientos bélicos en la península. Un buen ejemplo es el enfrentamiento entre Pompeyo y César (49-45 a.C.). Estos conflictos aceleraron el dominio romano sobre la península.

3ª etapa: Conquista del norte peninsular (29-19 a.C)

El fin de la conquista llegó en tiempos de Augusto, primer emperador romano, con la dominación de galaicos, astures, cántabros y vascones (guerras cántabras). 

Ciudades romanas en Hispania. (Mapa de topónimos)




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