jueves, 7 de junio de 2012

Caesar Augusta

Ubicación Situada en el valle medio del Ebro, cerca del poblado sedetano de Salduie o Salduba, la actual Zaragoza y en un lugar que reunía unas características idóneas.
  • Estaba situada estratégicamente en una encrucijada de caminos.
  • Confluían los ríos Ebro, Huerva y Gállego que le proporcionaban agua.
  • Era una zona llana, fácil de amurallar y de fácil defensa
  • Poseía fértiles tierras, bien regadas, y por tanto de gran riqueza.



Orígenes y leyenda latina: Según fuentes numismáticas, los romanos fundaron Caesaraugusta en el año 14 a.C.

Estructura del asentamiento: Ocupaba una superficie de 44 hectáreas. Tenía dos ejes axiales de comunicación: el decúmano maximo, y el cardo. La urbe contaba con cuatro entradas principales, cuyo emplazamiento se conservó hasta el siglo XV: La puerta de Toledo, la puerta de Valencia, la puerta Norte y la puerta Cinegia.

Restos actuales:
En Zaragoza podemos todavía apreciar algunos de los luegares que habitaban los romanos, como por ejemplo, el teatro, el foro, el puerto fluvial y las termas públicas. 

El teatro: Está inspirado en el Teatro Marcelo de Roma. Se utilizó en su construcción una estructura de hormigón para elevar el graderío que, en su fachada exterior de tres pisos y veintidós metros de altura, fue recubierto con losas de mármol ofreciendo una decoración monumental.

Foro: El foro de Tiberio albergó, además del templo, otros edificios y monumentos de carácter representativo e institucional.

Termas públicas: Hoy en día es un museo  que muestra las antiguas termas romanas presentes en la ciudad de Cesaraugusta. En los años 1982 y 1983 con motivo de unas obras en la zona, se decubrieron los restos de una gran piscina termal porticada de la época romana. Entre los restos que se pueden contemplar en el museo se encuentran las basas de algunas columnas así como parte de la decoración de las paredes.
 








Obras y autores que lo citan: Por último, alguna cita de la ciudad de Caesar Augusta, aunque apenas con información, la encontramos en obras de carácter religioso o de autores cristianos:  Prudencio, Braulio, el concilio de César Augusta (también aparece citada en otros concilios de otras ciudades como Elvira, Arlés, etc.), cartas de Cipriano.
Fuentes:
- FATÁS CABEZA, Guillermo: Lo que el mundo antiguo escribió sobre Caesaraugusta, Zaragoza, 1977
- FATÁS CABEZA, Guillermo: Antología de textos para el estudio de la Antigüedad en el territorio del Aragón actual, Zaragoza, 1993, p. 79

Itálica

Ubicación: La vieja ciudad romana de Itálica se ubica debajo del actual pueblo de Santiponce, Sevilla.

Orígenes y leyenda latina: El asentamiento romano en el valle del Guadalquivir se establece tras las II Guerras Púnicas. Fue Cornelio Escipión quien fundó la ciudad en el año 206 a.C. con carácter militar. Ocupaba un par de pequeñas colinas junto al río, actualmente se denominan Cerro de San Antonio y Cerro de los Palacios. Donde, a finales del siglo XVIII, se asentó la población de Santiponce.

Estructura del asentamiento: Con el tiempo, la ciudad fue tomando prestigio y aumentó su número de habitantes. El desarrollo se produjo en el siglo II d. C., con los emperadores Trajano y Adriano y se realizaron numerosas mejoras urbanísticas y arquitectónicas. El trazado de Itálica es ortogonal. Cuenta con una muralla y sus calles se cortan perpendicularmente formando manzanas rectangulares, donde se disponen viviendas de carácter residencial. Posiblemente estuvieron habitadas por las clases altas, debido al tamaño, a los materiales empleados y a una rica decoración a base de mosaicos. Algunos ejemplos son el Edificio del mosaico de Neptuno, la Casa del patio de Rodio, la Casa de los Pájaros o el Edificio de la Exedra.

El resto de los ciudadanos, vivía fuera del recinto amurallado. Entre los edificios públicos, destacan el Traianeum, templo dedicado al emperador Trajano; las Termas Mayores; el Anfiteatro, y el Teatro. Durante el s. III y IV d.C., comienza el declive paulatino de Itálica hasta llegar a su total abandono. 

Murallas

Itálica estaba delimitada por una muralla de carácter defensivo y fue construida en diversas fases, en función de las ampliaciones que iba experimentando la ciudad. En la actualidad quedan restos de un torreón de época de Augusto, construido con un aparejo que combina el hormigón con franjas verticales de sillería.


Teatro (siglo I a.C. y el siglo I d.C.)

El teatro estaba destinado a la representación de obras trágicas y cómicas. Se situó fuera del recinto amurallado, aprovechando la ladera del Cerro de San Antonio para el graderío.

Tenía una capacidad para 3.000 personas y estaba formado por el graderío (cavea); el escenario (scaena); la orchestra, que es el espacio semicircular ubicado entre gradas y por una plaza porticada a sus espaldas, con una fuente en el centro.
En el escenario se desarrollaba la representación. Estaba cerrado por una fachada de varios cuerpos decorados con órdenes arquitectónicos y esculturas. Y tres puertas comunicaban la escena con la plaza porticada posterior.
El teatro se decoró con revestimientos y pavimentos de mármol polícromo, inscripciones, estatuas, etc. Estuvo en uso durante unos tres siglos, hasta el siglo IV d.C. y a partir de entonces se inicia un proceso paulatino de abandono.

Anfiteatro

Es de época de Adriano y se localiza al norte de la ciudad, extramuros. En él se representaban los combates entre gladiadores, las cacerías y los enfrentamientos entre animales y estuvo en uso hasta el siglo IV.

Su planta es ovalada, con capacidad para unas 20.000 ó 25.000 personas. En la arena se celebraban los juegos y tenía dos accesos: la puerta triunfal, al este, por donde entraban los combatientes; y otra al oeste, para los que resultaban heridos.
Disponía también de fossa bestiaria, una cámara subterránea donde se guardaban las jaulas de los animales y que eran elevadas hasta la arena en el momento oportuno.

Los espectadores, que se distribuían por las gradas, estaban separados de la arena por un muro llamado podio.

Termas Mayores

Son fechadas en la época de Adriano, fuera de la muralla.
El conjunto termal, además del edificio de balneario compuesto por frigidarium, tepidarium y caldarium, contaba con un gimnasio para práctica de ejercicios comunes y el desarrollo de pruebas ecuestres.


Traianeum

Es de época de Adriano. El conjunto está formado por un templo dedicado al culto del emperador Trajano y la gran plaza porticada en la que se sitúa. El templo es octástilo y se elevada sobre un alto podio.

Edificio de la Exedra

Ha sido interpretado como sede de una cofradía o asociación, donde se reúnen sus miembros. Ofrecía espacios para múltiples actividades: hospedaje, debate, gimnasio, baño, música o reunión. Desde el vestíbulo se accedía al área residencial que se organizaba en torno a un patio porticado con un estanque en el centro.
El ala izquierda estaba dedicada al gimnasio y al fondo, fueron ubicados los baños termales.

Casa del Planetario

Es una residencia de una familia de clase alta. Ocupa un lugar privilegiado, entre el anfiteatro y el templo dedicado a Trajano. Destaca la calidad de su construcción y el lujo de sus acabados. Ejemplo de ello es el mosaico encontrado con la representación de los siete dioses asociados a los astros que regían el universo. 

Restos actuales: Itálica se puede dividir en 2 zonas bien diferenciadas: la Vetus Urbs, fue la ciudad fundada por el general Escipión y actualmente se encuentra bajo el casco urbano de Santiponce y olivares cercanos. De ella se conoce muy poco y tan solo se ha excavado en algunos solares o patios.

La Nova Urbs fue construida por el emperador Adriano y es la parte del conjunto arqueológico que se puede visitar. Era una zona residencial y monumental.

Muralla: actualmente son muy escasos los restos visibles.
Collegium de la Exedra: La casa de la Exedra está ubicada en una gran estructura construida alrededor de un atrio rectangular en cuyo centro hay una piscina curvilínea. 
Termas mayores o Adrianeas: Los baños públicos ocupan una manzana excavada en parte y eran conocidos como los baños de la Reina Mora. 
Casa del Planetario: Estas residencias destacan por su ubicación privilegiada, la calidad de la construcción y el lujo de sus acabados, así como por la extensión de la superficie habitable. La casa recibe el nombre del mosaico que consta de un círculo dentro del cual se distribuyen siete medallones con bustos. Cada medallón representa los planetas que dan nombre a los días de la semana: Luna (lunes), Marte (martes), Mercurio (miércoles), Júpiter (jueves), Venus (viernes), Saturno (sábado) y Helios (domingo).  
Casa de Neptuno: Se asocia con un collegium.Anfiteatro: Está situado fuera del recinto amurallado, próximo a una de las puertas principales de la ciudad.
Teatro: También se haya fuera del recinto amurallado ocupando la ladera norte del Cerro de San Antonio.

miércoles, 6 de junio de 2012

Tarraco.

Ubicación: Tarraco es el nombre antiguo de la actual ciudad de Tarragona (Cataluña, España).
Durante el Imperio romano fue una de las principales ciudades de la Península Ibérica y capital de la provincia romana llamada Hispania Citerior o Hispania Tarraconensis. El nombre completo de la ciudad en la época de la República Romana era Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco. En el año 2000, el conjunto arqueológico de Tarraco fue declarado patrimonio mundial de la UNESCO.

Origen: El término municipal era poblado en tiempos prerromanos por iberos que tuvieron contacto comercial con los griegos y fenicios que se establecieron en la costa. Las colonias ibéricas estaban presentes particularmente en el valle del Ebro. En el término municipal de Tarragona hay hallazgos de colonia desde el siglo V a. C. Durante los siglos siguientes Tarraco consituye una base de abastecimiento y campamento de invierno durante las guerras contra los celtíberos, igual que ocurrió durante la Segunda Guerra Púnica. 

Estructura del asentamiento: La ciudad estuvo desde sus inicios dividida en dos espacios: uno vinculado a las necesidades de la guarnición romana y otro de carácter residencial. A partir del siglo II estos dos núcleos se unieron dando lugar a un único centro urbano de unas 50 hectáreas. Entre los s. I y II el crecimiento de Tarraco es evidente, siendo en el s. III cuando se estanca, sin perder importancia política pero sí económica.
El área de las viviendas se organizó en las terrazas media e inferior siguiendo trazas ortogonales, aunque se sabe todavía poco sobre las dimensiones de las insulae, conjuntos de casas, y de las viviendas privadas. En la zona inferior se ubicaba el foro colonial, el teatro y, extramuros, el anfiteatro. En la terraza superior se ha podido documentar un conjunto público monumental formado por el área de culto, la plaza, el foro provincial y el circo. 

LA MURALLA
Es la edificación romana más antigua y mejor conservada. En un primer momento tenemos que imaginarla como una simple empalizada de madera que tenía que proteger la guarnición militar. La victoria romana sobre los cartagineses y la incorporación de Hispania al Estado romano aceleraron el proceso de consolidación de estas defensas. La construcción de la primera muralla de piedra está datada a inicios del siglo II a.C. y de ella se conservan tres torres: la del Arzobispo, la del Cabiscol y la torre de Minerva.
Parece ser que hacia los años 150-125 a.C. creció en extensión, altura y anchura. Así pasó a englobar en su interior el núcleo urbano y habría perdido ya parte de su carácter estrictamente defensivo. Construida con un zócalo de grandes piedras ciclópeas o megalíticas, la altura de la muralla aumentó hasta los 12 m. y su anchura pasó de 4,5 a 6 m. Ahora se conservan 1100 m. con 3 torres, una gran puerta adovelada, único acceso original conservado, y 5 portillos.

EL ANFITEATRO ROMANO

Escenario de combates de gladiadores, cacerías de animales salvajes y otros espectáculos, el anfiteatro de Tarraco, fechado a fines del siglo I o primera mitad del II a.C., tiene unas medidas totales de 109 por 86 metros, pudiendo albergar hasta 14.000 espectadores. Situado fuera del núcleo urbano, en una zona de pendiente lo que colaboraba a la consistencia de la construcción y facilitaba la acústica, se construyó anexo a la actual playa del Miracle y se conectaba con ésta a través de una bóveda subterránea.
Conserva su planta elíptica y buena parte del graderío original. Debajo de la arena se localizó un santuario de los gladiadores presidido por una pintura mural de la diosa Némesis, diosa a la que se encomendaban los gladiadores antes de empezar el espectáculo. Durante el mandato de Valeriano fueron quemados vivos en la arena en el año 259 el obispo crisitiano san Fructuoso y sus dos diáconos Augurio y Elogio. Este hecho motivó que, a finales del siglo VI, una vez abandonado el edificio, se levantara en su interior una basílica, cuyos restos se conservan dentro de la iglesia románica de la Mare de Déu del Miracle.
EL TEATRO ROMANO
Fue construido a finales del siglo I a.C., en una zona portuaria, cerca del foro local, aprovechando unas graderías ya existentes. El edificio dejó de funcionar en los últimos años del siglo II.
El teatro Romano de Tarraco conserva parcialmente los tres elementos estructurales esenciales que definen un teatro romano: cavea o graderío, orchestra y scaena. La parte mejor conservada es la orchestra, que permanece prácticamente íntegra. También es visible más de la mitad de la scaena con un podio decorado con nichos y exedras revestidas de mármol. Dada su importancia en la vida colectiva la parte posterior del escenario (scaenae frons) se monumentaliza y se decora mediante diversos elementos entre los que destacan diversas divinidades y miembros de la familia imperial. Detrás del podio se escondía el telón que se levantaba desde abajo. Al lado del teatro se construyó un gran espacio ajardinado.

EL CIRCO ROMANO

En la parte alta de la ciudad se construyó el circo, edificio dedicado al espectáculo que adquirió mayor popularidad. Construido bajo el reinado de Domiciano, a finales del siglo I después de Cristo, podía albergar alrededor de 23.000 espectadores. Medía 325 m. de largo por 115 de ancho. Se trata del circo más pequeño de los conservados en la península, pero también el más refinado en su estructura. Ello se explica por su importancia oficial y política, ya que se halla vinculado directamente al foro provincial de la ciudad, y no a las afueras, como es común en este tipo de monumentos. El circo era el lugar donde se desarrollaban espectáculos como las carreras de bigas y cuadrigas y otros espectáculos ecuestres de entretenimiento como exhibiciones acrobáticas.
Todavía se conservan del circo la parte de las gradas que se encuentran en una de las curvas y las monumentales puertas de acceso; el problema es que gran parte de él se encuentra ubicado en el interior del actual recinto urbano. El circo de Tarraco representa la fase final del proyecto flavio de reurbanización del sector nordeste de la ciudad. La existencia del recinto amurallado republicano, del complejo forense y del tramo urbano de la Vía Augusta determinó el aspecto formal del circo. Existen elementos suficientes para pensar que, al menos una parte del edificio, se utilizó para espectáculos hasta el primer cuarto del siglo VII d.C. La epigrafía nos ilustra sobre la vida de dos aurigas, Euthyches y Fuscus, enterrados en la ciudad.

EL FORO

El Foro Provincial de Tarraco estaba ubicado en la parte más alta de la ciudad y se estructuraba en torno a varios ámbitos: un recinto destinado al culto, en la terraza superior, y los espacios administrativos de la provincia, que ocupaban una terraza intermedia.
El recinto de culto oficial consistía en una plaza rectangular de 153 m. de longitud por 136 de ancho, circundada por un pórtico en tres de sus lados, presidido por un templo de culto imperial. El templo ocuparía el espacio central del pórtico norte y tendría una altura aproximada de 15 m. Hubo también templos dedicados a Minerva, Venus, Serapis, etc. de los que apenas se conserva nada.
La plaza de representación estaba situada en la terraza intermedia y era el punto desde donde se gestionaba la provincia. En ella se encontraban espacios tan importantes como el archivo provincial (tabulariun) y la caja del Estado (arca) donde se custodiaba la recaudación fiscal de todas las ciudades de la provincia. La plaza era un amplio espacio central ajardinado con pórticos en tres de sus lados, que era cruzada por una vía longitudinal, en donde se situaba una serie de estatuas dedicadas en su mayor parte a sacerdotes provinciales (flamines).

Dibujo de la ciudad.



Restos actuales:

Las Murallas: Los mejores restos de la época republicana.

El Foro provincial: El más grande de los recintos forales de la península.
El Circo: Uno de los circos romanos mejor conservados del mundo.
El Anfiteatro: Sus restos comparten solar con una iglesia visigoda y otra románica.
El Acueducto de las Ferreras:Uno de los mejores conservados de la Península.
La Torre de los Escipiones. Importante monumento funerario situado a las afueras de Tárraco.
La necrópolis: Se conservan construcciones funerarias tardorromanas y paleocristianas, formando el conjunto mejor conservado de la península. Hay resto de incineraciones, sarcófagos, inhumaciones, monumentos funerarios, muchos de ellos decorados con esculturas, mosaicos o pinturas.

La Torre de Hércules.

Ubicación: La Torre de Hércules es una torre y faro situado en la península de la ciudad de La Coruña, en Galicia (España). Su altura total es de 68 m y data del siglo I. Tiene el privilegio de ser el único faro romano y el más antiguo en funcionamiento del mundo. Es el segundo faro en altura de España, por detrás del Faro de Chipiona. El 27 de junio de 2009 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.



Origen: La Torre de Hércules fue construida por los romanos como faro de navegación en el siglo II d. C., comprendida la construcción entre los reinados de Nerón y Vespasiano en función de los hallazgos de fragmentos de terra sigillata y vasos de paredes finas datables entre los años 40 y 80 de nuestra era. La inscripción al pie de la torre y las referencias documentales sobre la ciudad de Brigantium (La Coruña) revelan la existencia de un faro de la época de Trajano. En su base se encontró una piedra votiva con la inscripción en latín MARTI AVG.SACR C.SEVIVS LVPVS ARCHTECTVS ÆMINIENSIS LVSITANVS.EX.VO, lo que ha permitido identificar al arquitecto autor de la misma como Cayo Sevio Lupo, originario de Aeminium, hoy Coímbra, en Portuga

Leyendas:



La Torre de Hércules siempre ha sido fuente de mitos y leyendas, relatos que se han ido trasmitiendo de generación en generación a lo largo de los siglos.

Una de las más famosas es la siguiente:
Leyenda de Gerión

Recogida en la Crónica General de Alfonso X el Sabio en el siglo XIII, cuenta la leyenda que existía en estas tierras un gigante llamado Gerión que tenía aterrorizados a todos sus habitantes.
Llegó a aquellas tierras Hércules, hijo de Zeus, y mandaron un enviado para pedirle ayuda. Hércules aceptó la demanda y retó a Gerión a luchar con él. 
Tras una dura lucha, Hércules vence y mata a Gerión, le corta la cabeza y sobre ella manda construir una torre con una gran antorcha en su cumbre conmemorando su victoria.


Luego hizo poblar una villa cerca del lugar y mandó que se escribieran los nombres de los que vinieran a poblarla. Se dice que la primera persona en habitar estas tierras ya libres fue una mujer llamada Cruña, cuyo nombre bautizaría la ciudad. Desde 1.448 en el escudo de A coruña aparecen representadas la Torre de Hércules y la calavera del tirano Gerión.

Estructura del asentamiento: 
 
Este monumento es de planta cuadrada, consta de 234 escalones, y tiene 68 metros de alto. Es el faro más antiguo del mundo.

Obras que lo citan: La mención más antigua a la Torre se encuentra en el Historiæ adversvm Paganos de Paulo Orosio, escrito hacia el 415–417 d. C., que dice: «Secvndvs angvlvs circivm intendit, ubi Brigantia Gallæciæ civitas sita altissimvm farvm et inter pavca memorandi operis ad specvlam Britanniæ erigit». 

Restos actuales: Hoy en día es posible visitarlo pues se conserva perfectamente.




Roma en Hispania.

Roma en Hispania

Hispania fue el nombre por el que los antiguos romanos conocieron a la península Ibérica. Se cree que esa palabra quería decir algo así como `tierra de conejos'. Antes, los griegos habían llamado a esa zona de Europa Iberia (`tierra de los iberos´). Observa cómo evolucionaron esos dos términos:
Hispania dio lugar a Spania y, finalmente, a España. Iberia sirvió para dar nombre a la península donde hoy se encuentran España y Portugal: la península Ibérica.
Cuando fue conquistada por los romanos, en el siglo III a.C., Hispania adoptó la organización política y social, las costumbres y la cultura de Roma. Ese proceso se llama romanización. En el sur y en el este de la península Ibérica, la romanización fue mayor, y menor y más tardía, en el oeste y en el norte.
¿QUIÉN VIVIÓ EN HISPANIA ANTES DE LOS ROMANOS?
El ser humano ha habitado la península Ibérica desde tiempos muy remotos. Hace casi un millón de años, ya había hombres primitivos en Atapuerca (en la provincia de Burgos).
Hace 4.500 años (sobre el 2500 a.C.) aparecieron los primeros poblados estables (la cultura de Los Millares, en Almería). La decisiva colonización del sur y del este peninsular por los fenicios se produjo hace menos de 3.000 años (en torno al 1000 a.C.). Gracias a los fenicios, los pueblos indígenas de la península Ibérica conocieron el hierro y la escritura. Posteriormente, otra civilización muy avanzada, la de los griegos, estableció colonias en esta zona.
Desde el siglo VII a.C., en el sur y el este de la península vivieron pueblos iberos. El interior y el norte estaban habitados por pueblos celtíberos y celtas. Esa era la situación cuando llegaron los romanos en el siglo III antes de Cristo.
LA CONQUISTA ROMANA
A finales del siglo III a.C., Roma y Cartago peleaban por dominar el mar Mediterráneo. Esos enfrentamientos se llamaron Guerras Púnicas. Pues bien, los cartagineses controlaban las zonas costeras mediterráneas de la península Ibérica. Por eso, las legiones romanas desembarcaron en ellas para luchar contra sus enemigos. En el 208 a.C., las tropas de Roma, mandadas por el general Publio Cornelio Escipión, derrotaron a los cartagineses.
A partir de ese momento, los romanos decidieron conquistar Hispania. Avanzaron hacia el centro y el oeste, pero encontraron fuerte resistencia. Dos ejemplos muy famosos de la oposición de los pueblos indígenas a la conquista romana fueron los lusitanos (cuyo jefe era Viriato) y la ciudad celtibérica de Numancia.
Durante la etapa final de la conquista de Hispania, muy pocos años antes del nacimiento de Cristo, tuvieron lugar las Guerras Cántabras. En ellas, las legiones romanas, mandadas por el propio emperador Augusto, se enfrentaron a los pueblos cántabros, astures y galaicos, que opusieron una gran resistencia. Aunque Roma venció, la romanización de la zona norte de la actual España sería difícil y no muy profunda.

HISPANIA ROMANA
Cuando las legiones de Roma conquistaban territorios, los convertían en provincias de su Imperio. Al principio, los romanos dividieron Hispania en dos provincias:
Hispania Citerior. Hispania Ulterior.
Esta organización cambió posteriormente. En el siglo III, Hispania estaba dividida en cinco provincias:
Bética. Lusitania. Gallaecia. Tarraconense. Cartaginense.
Más tarde, en el siglo IV, se creó una nueva provincia: Baleárica.
Los romanos establecieron en la península Ibérica numerosas colonias. Difundieron desde allí su lengua y su cultura. Se produjo, así, la expansión del latín y del Derecho romano. Durante el periodo de presencia romana, llegó también a la península el cristianismo. Además, Roma creó una importante red de vías de comunicación: las calzadas, que permitieron que ciudades muy lejanas pudieran estar comunicadas (eran algo parecido a nuestras carreteras).
¿Quieres saber los nombres de algunas de las principales ciudades de la Hispania romana? Estas fueron algunas: Barcino (la actual Barcelona), Tarraco (Tarragona), Hispalis (Sevilla), Itálica (muy cerca de Hispalis), Corduba (Córdoba), Emerita Augusta (Mérida), Bracara Augusta (Braga, en Portugal), Lucus (Lugo) y Caesar Augusta (Zaragoza).
En todos esos lugares, y en muchos más, puedes ver todavía numerosas muestras de la presencia romana. Por ejemplo: la muralla de Lugo; el acueducto de Segovia; los arcos de Bará y Medinaceli; el puente de Alcántara; los teatros de Segóbriga, Sagunto, Mérida... Pero, sobre todo, recuerda que cuando hablas español, estás utilizando una lengua románica, es decir, una lengua que procede del latín.
EL FINAL DE LA PRESENCIA ROMANA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
A comienzos del siglo V, la península Ibérica, como gran parte del Imperio romano, fue invadida por pueblos que los romanos llamaban `bárbaros´. En el caso peninsular, fueron los suevos, vándalos y alanos. Poco después llegaron otros, los visigodos, que en el siglo VI establecieron un reino en lo que había sido la Hispania romana.
                   
La conquista de la Península Ibérica

La conquista de Roma se inició en el siglo III a.C. y concluyó, tras un proceso largo y complejo, en el siglo I a.C.
Podemos distinguir tres etapas principales:

1ª etapa: Conquista del este y el sur peninsular (218-197 a. C)

El inicio de la conquista se enmarcó en el contexto de la Segunda Guerra Púnica (guerras que enfrentaron a Roma y Cartago por la hegemonía en el mediterráneo occidental).
Los cartagineses tenían asentamientos importantes en el levante peninsular y desde allí atacaron Roma a través del sur de Francia y los Alpes. Roma contraatacó invadiendo las posesiones cartaginesas en Hispania a fines del siglo III. La victoria romana de Ilipa (209 a.C.) puso fin a la presencia cartaginesa en Hispania y consagró el dominio de Roma sobre el este y el sur peninsular.
 
2ª etapa: Conquista del centro y el oeste peninsular (155-133 a. C.)

Los romanos tuvieron que hacer frente a la resistencia de los pueblos de esta zona. Los mejores ejemplos son las guerras lusitanas (155-136 a.C) en las que destacó Viriato, líder lusitano, y la férrea resitencia celtíbera en Numancia hasta su rendición en el 133 a.C.
La República romana vivió diversas guerras civiles que llegaron a la península. Las luchas internas de Roma dieron lugar a enfrentamientos bélicos en la península. Un buen ejemplo es el enfrentamiento entre Pompeyo y César (49-45 a.C.). Estos conflictos aceleraron el dominio romano sobre la península.

3ª etapa: Conquista del norte peninsular (29-19 a.C)

El fin de la conquista llegó en tiempos de Augusto, primer emperador romano, con la dominación de galaicos, astures, cántabros y vascones (guerras cántabras). 

Ciudades romanas en Hispania. (Mapa de topónimos)